Llegué a El Salvador desde Guatemala, en un viaje que parecía corto pero se hizo muy largo. Las rutas no eran para nada buenas y encima el micro iba a dos por hora y hacía paradas para levantar y bajar gente. Pasábamos por pueblos chicos y humildes. Aveces se veían mercados al costado de la ruta, también muy humildes. Me acuerdo que hicimos una parada en una estación donde había mucha gente, pero fue rápida, solo tuve tiempo para ir al baño, comprarme un cafe y fumarme un pucho. Llegué a San Salvador al anochecer. La primer impresión no fue muy buena. Se veía bastante pobreza y se respiraba un ambiente pesado. Encontré un hotel bastante malo, de hecho cuando me quise dar una ducha me dí cuenta que no había agua ...
Fue entonces que decidí ir a cenar y ducharme mas tarde, ya que el dueño del hotel me dijo que lo arreglarían pronto. Se veían caras poco amigables y además la gente me miraba bastante, fue entonces que decidí parar en un restaurante que estaba cerca del hotel, no tenía buena pinta, pero no daba para seguir caminando ...
No me acuerdo, pero muy probablemente haya comido pollo. Me volví al hotel y me quedé ahí mirando la tele que si funcionaba !
Al otro día por la mañana salí en un taxi hasta la terminal. Llegué temprano, así que aproveché para desayunar y conectarme a internet.
Luego, en la espera a que salga el micro a Managua, conocí a Armando, con quién hicimos una buena amistad y con quién compartí el año nuevo junto a sus amigos y familia.
